viernes, 30 de marzo de 2012

El tiempo, ese condenado enemigo

El tiempo pasa, deprisa o despacio, pero pasa. Una millonésima de segundo puede ser crucial para determinar cómo te va a ir el día, y de ese día puede depender todo tu futuro.

No hacer caso de las señales que lanza el destino es un error,  al mismo tiempo, lo es también el buscar un destino determinado.

Un encuentro predicho, un santiamén de soslayo y la perspectiva de un asunto cualquiera puede virar 180º, por lo tanto hacer prediciones es una autentica inutilidad.




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