miércoles, 29 de mayo de 2013

El visitante numero dos

Hubo un momento de gloria para este espacio mío vital. Fué en cuanto pasó el humbral del más insólito de los desconsuelos y me visitó un ente con una maravillosa mente. Pero cual estela de cometa se difuminó en el cielo, se fué, dejándome con la miel en la boca, creyendo que lo que yo escribo agrada a alguien más que a mí misma. Por eso sigo escribiedo, por si ese astro se digna otra vez a posar su mirado por mis palabras. Echo de menos su lectura, aunque a penas la he podido gozar tan sólo un instate. Es como si lo que tengo que decir estuviese vacío sin la luz de ese astro, sin el calor de su presencia. Sólo puedo añadir  a la espera mi triste melancolía.


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